martes, 5 de junio de 2007

Otra etapa empieza.

Según mi filosofía, la vida te va poniendo en tu camino oportunidades que hay que aprovechar e incluso arriesgando un poco. Yo de estas oportunidades solo tengo experiencias positivas, o al menos esas son las que yo recuerdo, así que esto me hace aprovechar todas las que me van saliendo.
Desde hace tres años ya, que se dice muy pronto, el lugar donde se realiza mi ilusión y mi reto del día a día ha estado situado en la calle Isaac Peral número 15, y por una de estas oportunidades de las que hablaba antes, entre mi compañero y yo hemos decidido que a partir de ahora nuestro taller estará ubicado en otro lugar.
Este cambio me llena de ilusión, porque era necesario ya, el espacio y las necesidades a día de hoy nos exigían otra cosa, síntoma este del crecimiento de nuestro trabajo.
Este taller nos ha dado muy buenos ratos, malos también, diversión y lo más importante, mucha amistad. En este taller se ha fraguado un compañerismo y una convivencia , en este taller se ha realizado mi sueño, mi paso, en este taller he aprendido, pero no solo he aprendido a trabajar, he aprendido a entender, a escuchar,a convivir, a perdonar, a cumplir metas y a tener responsabilidades. En definitiva, en este taller he madurado.
Estos tres años de mi vida estarán escritos en mi história, quizás una de las etapas que más gratamente recuerde siempre de esta, y ahora solo espero que en este nuevo taller viva junto a mi compañero Miguel, similares experiencias, cumpla mayores retos y afronte nuevas ilusiones cargadas de responsabilidad, alegría y madurez.

lunes, 4 de junio de 2007

Hace dos años.


Hace hoy 730 días el corazón de Cabra latió como muy pocas veces lo ha hecho. Latió porque así lo hicimos sus ciudadanos, latió porque después de casi un siglo de esfuerzo e intentos por fin se coronó a su ciudadana más querida, la madre de un pueblo, el buque insignia de una devoción.

En los días anteriores a dicho acto, Cabra engalanó sus calles como jamás antes lo había hecho para recibir a una Reina que casa por casa iba paseando entre mares de devoción, rezos, vítores, agradecimientos y peticiones.

Aún recuerdo como la gente abría las ventanas, puertas y balcones a su paso, abriéndole así sus casas para que Ella entrase, recuerdo como se hermanaron todas las calles para preparar conjuntamente Su llegada, recuerdo ojos llorosos a su paso y recuerdo pétalos y pétalos y pétalos. Que recuerdos más bonitos.

Aquel 4 de Junio, más de 18.000 personas quisimos estar a Su lado para ver como se reconocía una devoción de siglos y una historia. Historia que a partir de aquel día se sigue escribiendo, pero de una forma distinta, porque aquel mes unió a personas, regaló sentimientos, renovó devociones y grabó en nuestras retinas momentos irrepetibles y únicos, momentos que serán recordados de generación en generación.

Dos años después La Archicofradía ha querido recordar tan espectacular efemérides con la colocación en el Santuario de un azulejo conmemorativo, en el que Ella luce su manto y corona realizados para este acontecimiento.